lunes, 16 de noviembre de 2009

Trabajo Práctico 4 (entrega antes del 14/12/09

Como ya hablamos en clase la idea es hacer un trabajo libre de aplicación de algunos de los conceptos vistos en la unidad 4 a los libros, artículos o textos sobre los movimientos sociales en la argentina que se llevaron para leer.

14 comentarios:

  1. Ingrid Berstein
    DNI 31641190

    Trabajo sobre el texto de “Las Asambleas Barriales: Apuntes a modo de Hipótesis de trabajo” de Hernán Ouviña.

    El autor de este trabajo, realiza un análisis sobre el surgimiento de las Asambleas barriales posteriores a los sucesos de diciembre del 2001. Plantea que este tipo de organización no tiene antecedentes históricos, “presentando una nueva forma de articulación de los sectores populares, que tiende a desbordar los canales institucionales tradicionales de la política, cuestionando en la practica la democracia representativa propia del Estado Burgués: reapropiación del espacio público y constitución de lazos colectivos de solidaridad, son dos de las características de estas innovadoras instancias de deliberación social.”(Ouviña, 2002: Pág. 115). Estas Asambleas se caracterizan entonces por ser un espacio de organización y deliberación que se plantea en forma de ruptura con las formas tradicionales de representación política y a favor de nuevas formas organizativas de lo social, teniendo a su vez aspiraciones a una organización horizontal y a la acción directa. También plantean una idea crítica de la realidad, desde donde sostienen que es necesario tomar en sus manos el destino de la sociedad.

    Otra propuesta innovadora de estas organizaciones, que sostiene el autor, es la reapropiación de los espacios públicos. Se reunifica lo público y lo privado. Ya que allí, en el espacio público es que se discuten cuestiones de la vida privada que se convierten en cuestiones colectivas, que se resolverán en el ámbito de la comunidad. Las Asambleas traían consigo la promesa de la creación de espacios de confianza y de solidaridad a partir de los cuales se podrían reconstruir los lazos sociales que se habían deshecho como producto del neoliberalismo. El modo de accionar de los nuevos movimientos sociales, según Offe, se divide entre un modo externo de acción y uno interno. El interno se refiere a la organización de la colectividad en sí. En tanto que la externa se refiere a los métodos con los que se enfrenta la realidad y la oposición política. Esto lo vemos plasmado en las Asambleas. Por otra parte el pasaje de la idea de vecino a la idea de asambleísta genera una nueva identidad de los actores participantes de este nuevo movimiento. Siguiendo a Offe vemos que los actores de los nuevos movimientos sociales se identifican a través de las categorías provenientes del propio movimiento, (sexo, edad, lugar, etc.).

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  2. Ingrid Berstein
    DNI 31641190
    Parte 2

    La consigna “que se vayan todos” plantea para Hernán Ouviña una construcción alternativa a la escisión entre dirigentes y dirigidos. Siguiendo a Francisco Naishlat vemos que la sociedad vivió esta crisis como un fracaso de la clase política y la representación democrática. La frase de Alfonsín, que sostenía que con la democracia se come, se cura y se educa, era entonces una promesa incumplida. Es entonces el hundimiento y la falta de confianza en los partidos políticos lo que permite el surgimiento de estas nuevas formas organizativas. Como señala Offe “Los nuevos movimientos sociales cuestionan los límites de la política institucional”. También es importante señalar que estas Asambleas no buscan tomar el poder del Estado, sino que se busca lograr una alternativa al poder. Por lo que no es necesario acceder al Estado para poder cambiar la realidad.

    Siguiendo a Claus Offe se puede señalar que los nuevos movimientos sociales se organizan, y determinan su accionar a partir de una identidad colectiva. Otra cuestión que sostiene este autor, que se puede relacionar con lo dicho anteriormente, es la búsqueda de la autonomía. El campo en el que se desempeñan los nuevos movimientos sociales es el espacio de política no institucional.

    Siguiendo a Offe, nos encontramos con otra caracterización de los nuevos movimientos sociales que vemos reflejados en las Asambleas. El autor plantea “el conflicto no es escenificado por una clase, sino por una alianza social compuesta por elementos que vienen, en distintas proporciones, de diferentes clases y de no clases. (…) Las exigencias no son algo especifico de una clase, sino que tienen un fuerte tinte universalista.” (Offe, 1992: Pág. 196). En las Asambleas es posible encontrar una gran diversidad social. Por otro lado el autor señala también lo delicada que es la estructura organizativa de estos movimientos, ya que en muchos casos, como lo son las Asambleas, la participación es voluntaria, y no existen reglas formalmente establecidas. Las Asambleas fueron perdiendo su poder de realización de grandes manifestaciones, pero según Ouviña ganaron consenso dentro del barrio.

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  3. Amalia Hafner - Parte 1

    Sobre el texto: “Los procesos de ocupación y recuperación de fábricas y las formas de la acción colectiva: Un estudio de caso”, de Verónica García Allegrone

    El caso que se estudia en este texto se ubica en un contexto histórico de profundos cambios en el proceso de acumulación económica, en las instituciones del trabajo y en el concepto de ciudadanía.

    En cuanto a las transformaciones económicas, puede encuadrarse este momento histórico (fines de la década de los 90 y principios de 2000) como un heredero directo de la crisis del Estado de Bienestar Keynesiano (EBK), de acuerdo a lo desarrollado por Offe. El autor plantea que durante décadas se dio una suerte de “ajuste mutuo” entre la economía capitalista de mercado y el sistema democrático basado en la competencia entre partidos de masas.

    De acuerdo con Offe, la dinámica de los partidos políticos modernos (basados en una organización burocrática a gran escala) muestra como rasgos sobresalientes una progresiva diferenciación entre la composición social del partido y su base electoral y un creciente alejamiento de los procesos democráticos a su interior (el debate dentro del partido). De esta manera, los partidos políticos tienden a perder “radicalidad ideológica”, a “desactivar” a sus miembros de base y a erosionar la identidad colectiva que antes los sustentaba.

    Podríamos pensar en estos procesos –enmarcados en la progresiva crisis económica- como coadyuvantes frente a la generalizada crisis política del 2001 y su consecuente deslegitimación de los partidos políticos en Argentina.

    En este sentido, siguiendo a Mc Adam y Tarrow, podríamos tomar el concepto de estructura de las oportunidades políticas, que designa las condiciones en las que se desarrollan los movimientos sociales, contemplando “el grado de apertura y vulnerabilidad del sistema político frente a las movilizaciones” (NEVEAU, p. 158).

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  4. Amalia Hafner - Parte 2

    La crisis política que estalló a fines de 2001 daba cuenta de una profunda vulnerabilidad del sistema político y de las alianzas que no podía dar respuesta a las demandas de los movimientos sociales. Éstos, a la par de la creciente crisis económica, se tornaban más visibles en su interpelación al Estado.

    Según Gómez, se pueden mencionar tres etapas en la reforma estructural y la respuesta estatal a la acción colectiva de los movimientos sociales. La primera etapa hace referencia a la implementación de las reformas neoliberales durante el gobierno menemista. La acción colectiva tendiente a rechazar estas reformas fue neutralizada desde el Estado. En la segunda etapa, al consolidarse el modelo, quedan al descubierto sus costos estructurales. Se produce, en este marco, un cambio profundo en la acción colectiva: “es regional pero masiva, fuertemente disruptiva sobre todo en materia de ocupación y violencia contra edificios públicos, desafía o resiste la represión antimotines y sus dirigentes locales intentan nucleares en instancias regionales e intersindicales novedosas, que no responden mecánicamente a las cúpulas sindicales tradicionales”. (GÓMEZ, p. 99). Estos cambios en las prácticas de los movimientos son profundizados en la tercera etapa, en la cual el modelo económico entra en crisis y la respuesta estatal colapsa frente a una acción colectiva cada vez más generalizada.

    Los cambios en las prácticas de la acción colectiva son ilustrativos de la relación entre los grupos perjudicados por las reformas neoliberales y los actores que los representaban en el marco del viejo paradigma (los sindicatos y los partidos políticos). En el caso de la fábrica recuperada que se analiza en el texto de García Allegrone, los obreros en asamblea se distanciaron de los actores tradicionales y tejieron redes con otras fábricas recuperadas, asambleas y movimientos sociales. En este sentido, Gómez destaca que, en este contexto: “las protestas y movilizaciones no convencionales y la figura de multisectoriales o coordinadoras se convierten en poderosos medios de llegada a la opinión pública sin pasar por las cúpulas. La conflictividad tiende a desplazar el centro de gravedad político hacia la calle….” (GÓMEZ, p. 120).

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  5. Amalia Hafner - Parte 3

    La representación política típica del viejo paradigma (relacionada con los presupuestos del Estado de Bienestar y la competencia entre partidos), en términos de Offe cede lugar a un nuevo paradigma, en el cual los rasgos de los movimientos sociales son centrales. En cuanto a los contenidos, prevalece en los movimientos sociales la preservación de un “territorio”, de un “mundo de la vida”. En materia de valores, se enfatizan algunos ya existentes, como la autonomía y la identidad. Por último, el modo de actuar se dan nuevas formas de organización interna (ligadas a la autoorganización y el desdibujamiento de jerarquías) y de actuación hacia el afuera (con formas no convencionales de acción).

    Esto está en línea con el ejemplo de la fábrica recuperada estudiada, ya que, con la toma, se defiende un “territorio” (el lugar de trabajo como espacio de un “mundo de vida”) que, a su vez, es generador de una identidad colectiva. Además, se adoptan formas de organización (autogestión y toma de decisiones a partir de una asamblea) que se relacionan con los modos de actuar propios del “nuevo paradigma” de Offe.

    Estas ideas de territorio e identidad a las que hacemos alusión se relacionan con lo expresado por Neveau (siguiendo a Bourdieu) cuando afirma que la percepción de los actores acerca de sus propias posibilidades de éxito determina en parte su propio comportamiento, influyendo a su vez, en las oportunidades políticas de un movimiento.

    Y en esta percepción, las redes sociales (dadoras de una idea de identidad colectiva) ejercen una influencia fundamental. En palabras de García Allegroni:

    “existe una evocación continua al deseo de trabajar en el puesto de trabajo recuperado, de producir, que pareciera estar relacionado con una cuestión del deseo de participar en el mundo, de traer objetos propios de la creación del ser humano, como una forma de intervención en la realidad y de afirmación de su identidad como trabajadores. Recordemos que el desocupado,como tal se ve despojado de sus identidades, de sus roles sociales y laborales, de sus lugares y funciones (Gorz, 1998) que la sociedad salarial le otorgaba, es por ello que la búsqueda en la construcción de una identidad tiene sus raíces en este vacío y encuentra sentido en el involucramiento en un proyecto colectivo que venga a dejar atrás la soledad del individuo y que permita transformarse en un agente capaz de transformar su situación en lugar de reproducirla”.

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  6. Emilia Peón
    30.746.486
    Parte 1

    Texto: “Los procesos de ocupación y recuperación de fábricas y las formas de la acción colectiva: Un estudio de caso”. Verónica García Allegrone.

    El artículo analiza el proceso de recuperación de Industrias Metalúrgicas Isaco, que actualmente funciona como una cooperativa de trabajo. La fábrica empezó a estar en manos de sus trabajadores en diciembre del 2002, luego de haber atravesado la crisis neoliberal de los 90’. La cual se destacó por la valorización del capital financiero en detrimento del proceso productivo, la pérdida de poder de los sindicatos dentro de las empresas, la desarticulación del lazo social y la atomización del individuo.

    En 1995 se inician los primeros despidos y de ahí en adelante comienza un vaciamiento de la empresa por parte de la patronal, que en noviembre de 2002 declara la quiebra. Los trabajadores en conflicto, que ya se encontraban movilizados y vinculados con los desocupados de la zona, comienzan a llevar el control de los que asisten a las asambleas. En diciembre la asamblea decide ocupar la fábrica y el 30 del mismo mes, la justicia les otorga la custodia de los bienes. En enero de 2003 queda conformada la cooperativa de trabajo “19 de Diciembre”.

    La acción colectiva, siguiendo a Tarrow, no sólo desafía a sus oponentes y les enfrenta a límites indefinidos y resultados indeterminados; sino, también, encarna la solidaridad. En este sentido podemos ver que esta movilización tuvo un apoyo muy importante por parte de los vecinos, integrantes de otras fábricas recuperadas, movimientos sociales (desocupados y de piqueteros), en donde se realiza “un intercambio de apoyos efectivos y un interés manifiesto de colaboración y solidaridad. A la vez que se generan contactos con asambleas de los barrios aledaños y otras organizaciones barriales. De esta forma, se despliegan solidaridades desde estas asambleas, en tanto que existe un reconocimiento de la situación de los trabajadores de la ex Isaco en ellos mismo, como parte de de una misma unidad social local, proyectando la problemática del desocupado a sus casos particulares como asambleístas y demostrando una capacidad de compromiso con la problemática de los trabajadores”. (Allegrone, 2003).

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  7. Emilia Peón
    30.746.486
    Parte 2

    Frente a la acción colectiva disruptiva, la respuesta estatal puede desembocar en dos alternativas: de reconocimiento o rechazo a los movimientos y sus acciones; y las formas de concesión o negación a sus demandas. (Gómez; 2006).

    La ocupación y recuperación de fábricas, aparece como única respuesta hacia la crisis extrema que se estaba viviendo en el país, pues, como se señala en el texto de Gómez, las respuestas estatales o bien eran de no concesiones o concesiones pasivas que no contenían el conflicto disruptivo (gobierno de Menem), para pasar en el mandato de la Alianza por políticas de no concesión activa junto con los drásticos planes de ajuste.

    Es así que aparece una sucesión de ocupaciones de empresas en quiebra por los trabajadores, considerada como única forma de mantener sus fuentes de trabajo, pero afectando de manera evidente los derechos de propiedad. (Gómez, 2006).

    Si bien, como se indica en el artículo, la ocupación de la planta implica de por sí -de acuerdo a la protección de la propiedad privada- un acto de “ilegalidad”, los ex trabajadores de la Isaco nunca se propusieron apartarse del marco jurídico que posibilitaba, de alguna manera, la recuperación del puesta de trabajo.
    A partir del 2002, con Duhalde en el poder, y con las diferentes medidas tomadas por el Ministro de Economía Lavagna, comienza un período de respuesta político-estatal eficaz hacia las movilizaciones no institucionalizadas. Como indica Gómez, los cambios favorables en el contexto económico, junto con el lanzamiento de planes de asistencia de carácter universal, marcan un punto de inflexión en las respuestas del Estado, generando disponibilidad de recursos estatales para satisfacer concesiones.

    En el caso tratado en este artículo, podemos observar un reconocimiento por parte de la acción estatal, a la vez que le brindó las concesiones de sus demandas, es decir, la recuperación del puesto de trabajo a través de la autogestión.

    Esta nueva forma de organización genera en los implicados un nuevo modelo de trabajo, fortaleciendo los lazos de los trabajadores, suplantando el modelo individualista anterior por uno donde “el individuo se implica en el proyecto colectivo, no como un sujeto aislado y desarraigado. (...) El papel jugado por las redes de relaciones ya presentes en la fábrica aceitan los procesos de compromiso, reduciendo los costes de la inversión individual en la acción colectiva”. (Allegrone, 2003, Melucci, 1994).

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  8. Verónica Ricci – TP 4 (parte I)
    Texto de referencia: “La obsesión excluyente: las movilizaciones sociales en torno a la cuestión de la (in)seguridad en Argentina durante el año 2004”.

    El texto recupera en primer lugar un tema que vimos en la unidad 3: cómo un movimiento social logra su incorporación en la agenda de los medios de comunicación, en la agenda pública y luego en la agenda política. Se presenta un análisis de cómo los diarios Clarín y La Nación dieron cuenta en aquel momento de las movilizaciones en reclamo por seguridad, quedando claro en este ejemplo la importancia del rol que desempeñan los medios en el proceso de construcción de sentidos e identidades a través del modo en que los hechos son transmitidos al público lector.
    A los fines de una ejemplificación más detallada, notemos los títulos de los artículos sobre los cuales ha trabajado la autora del texto de referencia:
    - “Un grito que nació del miedo”, Clarín, 2/4/2004
    - “Un grito de impotencia que el Estado debe oír”, Clarín, ídem.
    - “La sociedad acaba de poner en marcha otra historia”, La Nación, 3/4/2004
    - “El gobierno nacional le reclamó a Solá una nueva política de seguridad. Caso Axel: se iría el Ministro de Seguridad Bonaerense, Clarín, 31/3/04
    - “Hoy, movilización a Tribunales por Axel”, Clarín, 22/4/04
    - “Una multitud pidió cambios en la Justicia”, La Nación, 23/4/04
    Respecto del seguimiento que ambos diarios hicieron cuando la demanda de seguridad inicial que caracterizó la primera marcha se empezó a fragmentar por sectores:
    - “Otro discurso en la Plaza de Mayo. Tras el acto, hubo críticas al petitorio de Blumberg”, La Nación, 23/4/04 a propósito de la participación piquetero en la segunda marcha.
    - “Un éxito, dos realidades”, ídem.

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  9. Verónica Ricci – TP 4 (parte II)

    Respecto de la participación de figuras de la política institucional en la tercera movilización:
    - “La cruzada de Blumberg, con igual legitimidad pero más perfil político, Clarín, 27/8/04.
    Respecto de la entrada del tema en la agenda pública, según los informes del CELS de ese año:
    - entre el 6 y 11 de abril, encuestas realizadas sobre un total de 800 casos mostraron que un 82,4% de los entrevistados acordaba con los reclamos del petitorio presentado por Blumberg en el marco de la primer movilización.
    - para agosto, más de 5 millones de personas habían firmado el petitorio.
    En cuanto a la entrada del tema en la agenda política, el cuadro A del texto de Gómez es en este sentido útil para analizar cuál fue la reacción estatal frente a las marchas. La misma implicó reconocimiento (interlocución) y política de concesiones casi inmediatas al reclamo de los movilizados. Más específicamente, se trató de un reconocimiento de tipo activo / fuerte que adoptó la forma de inclusión informal a través de un diálogo no institucionalizado (ejemplo de esto fue la presencia en la tercera marcha por la seguridad de López Murphy y Macri) y también inclusión formal estableciendo procedimientos e instancias institucionalizadas de participación (entrega de petitorio a la Corte Suprema y al Consejo de la Magistratura al concluir la segunda movilización; entrega de un petitorio a las Cámaras del congreso y acceso a una reunión con Felipe Solá durante la tercera movilización.
    A la vez, se trató de concesiones también de tipo activo / fuerte, en la forma de medidas sectoriales y específicas que apuntaron a satisfacer parcialmente las demandas de los movilizados (ejemplos: paquete de leyes que modificó el Código Penal, Plan Seguridad Interior 2004-2007, creación del comité de Transparencia para controlar la actuación de las fuerzas de seguridad).
    En los términos del texto de Offe, las tres movilizaciones habrían logrado un éxito de tipo substancial, ya que los hechos llevaron a la elite política a tomar una decisión positiva respecto de la realización de las reformas al Código Penal.

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  10. Verónica Ricci – TP 4 (parte III)

    En este punto cabe aclarar lo siguiente. A la luz de las tres movilizaciones que Blumberg convocó, se hace visible lo siguiente:
    - quedó claro que la demanda de seguridad, tal como la presentaba el portavoz del movimiento, pretendía en los hechos representar sólo a un sector social específico: la clase media. Eran notorios tanto el recelo a la incorporación en esa misma demanda de los sectores populares como la solidaridad selectiva de Blumberg con otras víctimas de la inseguridad.
    - el tono de los petitorios que Blumberg presentaba y el amplio apoyo que parecían darle la opinión pública y los medios en general, mostraban como trasfondo la existencia de relaciones sociales excluyentes en las que prima la necesidad de endurecer la ley y perseguir penalmente la delincuencia para resolver el tema (in)seguridad. Esta era la demanda específica de los sectores medios, no de los sectores populares, y fue la que finalmente obtuvo respuestas por parte del régimen político. Esto explica que las concesiones logradas se hayan concretado en la forma de medidas que intentaron generar consenso y calmar los ánimos de la clase media.
    - una ambivalencia recorre las tres movilizaciones: Blumberg se manifiesta contra la injusticia y dice que algunos políticos son perfectamente comparables con delincuentes y asesinos, pero mantiene simultáneamente que hay que conducirse “siempre en democracia”, es decir, respetando y recurriendo al poder de decisión de las autoridades institucionales. Hay por ende, un acercamiento paulatino entre las demandas ciudadanas (o al menos, demandas de una parte de la ciudadanía) y la política institucional. Esto, a su vez, estaría describiendo una tendencia exactamente inversa a la que se inauguró con la crisis de 2001: en aquella coyuntura, la clase media salía a la calle con cacerolas a desafiar el estado de sitio y ponía en tela de juicio la capacidad de respuesta estatal ante las demandas ciudadanas.

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  11. Verónica Ricci – TP 4 (parte IV)

    Regresando a texto de Offe, este autor nos ayuda a definir muy bien la movilización propiciada por Blumberg como una acción colectiva políticamente relevante en los siguientes términos: se trata de un tipo de acción en la cual aquellos que la encarnan buscan el reconocimiento como actores políticos por parte de una comunidad amplia (lo cual Blumberg logró sin lugar a dudas), y que apuntan a objetivos cuya consecución tendría efectos sobre la sociedad en su conjunto más que sobre el grupo en sí solamente (es evidente que una reforma del Código Penal modifica la regulación de las relaciones sociales en toda la extensión de las mismas).
    Otra cuestión relevante es que aquello que describimos como un acercamiento entre las demandas ciudadanas y la política institucional, no es el único factor explicativo del hecho de que el proceso de movilización inicial haya declinado y perdido fuerza luego de las modificaciones legislativas logradas. Este aspecto puede servirnos, en todo caso, para dar cuenta de los hechos que siguieron a la última marcha por la (in)seguridad del 2004. Sin embargo, entre la primera y la última hay un proceso importante de diferenciación de contenidos en los reclamos y de posiciones tomadas que bien podría explicarse desde el punto de vista de las teorías de la identidad o bien, siguiendo la idea de Offe de que los movimientos sociales se refieren a otros actores y oponentes políticos en términos de antinomias.
    Se trata entonces de diferentes posiciones que Blumberg va desarrollando con el paso de los meses y de las correspondientes reacciones o contraposicionamientos que suscitaron en los otros actores involucrados (políticos, organismos de DDHH, piqueteros, familiares de otras víctimas de la inseguridad). Se trata de una construcción social acerca de:
    - ¿qué es la inseguridad?
    - ¿qué se pide respecto de las políticas estatales en materia de seguridad?
    - ¿cuáles son las formas “apropiadas” de protesta social?
    - ¿qué es la ciudadanía y cómo se ejerce?
    - ¿qué es la política y la democracia?
    - ¿quiénes son los beneficiarios auténticos de los DDHH?, ¿qué vidas tienen valor?

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  12. Verónica Ricci – TP 4 (parte V)

    Será a partir de la participación del Bloque Piquetero Nacional y el MJD en la segunda movilización, que comenzará el antedicho proceso de diferenciación, conformándose un “nosotros” vs. un “otro”. Siguiendo el discurso de Blumberg en esa ocasión, en ese “nosotros” está contenida la “sociedad verdadera” o, dicho más exactamente, la sociedad excluyente con su obsesión excluyente: esta sociedad aglutina a todos aquellos que consideraban que el principal problema era la delincuencia que acosa a la “ciudadanía decente”, responsabilizando así a esa delincuencia por las víctimas y demandando más “mano dura” como medida primera, y purgar de corrupción a las fuerzas de seguridad sólo en segunda instancia. Parecería tratarse aquí de un gran problema de inoperancia de la fuerza pública que llegó a su límite.
    En la figura del “otro”, se aglutinan el Bloque Piquetero y los sectores populares, que responsabilizan al sistema represivo por las víctimas, demandando disolver la policía bonaerense por ejemplo. Parecería tratarse ahora de un enorme exceso de operancia de la fuerza pública que llegó a su límite.
    Tenemos aquí entonces las dos caras de la cuestión y un mismo interrogante: ¿cómo, dónde, cuándo debe aplicarse el monopolio de la violencia legítima?
    Trabajando aún sobre el texto de Offe, éste dirá que en su modo externo de actuar los nuevos movimientos sociales plantean sus demandas como no negociables bajo ningún concepto. Esto queda bien ilustrado en el discurso de la seguridad expresado por Blumberg, según el cual la vida humana aparece como “el valor supremo” a defender en toda circunstancia. Se trata de una demanda de carácter moral, con la cual absolutamente nadie podría no estar de acuerdo.
    Otro aspecto importante del texto de Offe para relacionar con esto, refiere al hecho de que los valores defendidos por los nuevos movimientos sociales (o bien los temas que ponen en discusión), no son nuevos sino que forman parte de la cultura dominante. Se trata de concepciones encontradas respecto del grado en que se satisfacen de un modo equivalente los diferentes valores dentro de un sistema cultural. En el caso que nos ocupa, la importancia incuestionable de valores como la defensa de la vida humana y la seguridad no son temas nuevos; tienen por el contrario fuerte raigambre en los hechos de la última dictadura militar y en el posterior discurso de los DDHH que de allí se ha derivado. Con el mismo criterio, el tema de la violencia policial viene siendo objeto de estudio y análisis por parte de organismos como CORREPI y COFAVI. En los términos de Offe, la pregunta sería: ¿de qué manera la política institucional cristaliza en la práctica la realización de la defensa de la vida humana: acentuando el carácter punitivo de la ley (voz de la clase media) o echando a los policías corruptos (voz de los sectores populares)?

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  13. Ma Lorena Sfeir - TP nº 420 de diciembre de 2009, 9:28

    Textos analizados: entrevistas a Luis D’Ellía y HumbertoTumini, en “Los movimientos sociales dicen. Conversaciones con dirigentes piqueteros”.

    C. Offe señala que, al igual que el proyecto neoconservador, los movimientos sociales parten de que no pueden seguirse resolviendo los conflictos y contradicciones por medio del estatismo, la regulación política e incluyéndose en los temarios de las autoridades burocráticas. Agrega que los NMS tratan de politizar las instituciones de la sociedad civil de forma no restringida por los canales representativos-brucráticos, y que esa politización conlleva la emancipación del Estado. A partir de ello, analiza la nueva política de los movimientos sociales a partir del “nuevo paradigma político”. No obstante, en las entrevistas a los dirigentes piqueteros, se pueden encontrar puntos de ruptura con la conceptualización de Offe, delineados principalmente por el contexto de crisis en el que se consolida la acción de los MS de desocupados en Argentina. En términos de C. Offe, podemos señalar que en Argentina de los ’90 se consolidó una situación de desacuerdo tanto de intereses como de valores. La crisis social, económica y política que dejó el modelo neoliberal planteó a los NMS no sólo un conflicto de “segundo orden” o “valorativo”, sino que fueron los protagonistas y responsables de presentar en el escenario político un conflicto de intereses propio del primer orden. Los movimientos de desocupados, en el contexto en que emergieron y se consolidaron, politizaron la sociedad civil aunque con clara definición, tanto en sus contenidos como en sus valores, de intereses económicos de una importante base social brutalmente marginada a partir de la vigencia del modelo neoliberal. Así, se canalizaron a través de los MS demandas como trabajo, vivienda, salud, participación, es decir, la supervivencia misma de todo un sector social. En este sentido se expresa Luis D’Ellía al sostener que los programas de gobierno implementados a partir de la crisis 2001, permitía mejorar la situación relativa de la base social.

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  14. Ma. Lorena Sfeir - TP 4 (2º parte)20 de diciembre de 2009, 9:29

    Las formas de acción también muestran diferencias con la caracterización de Offe. En el modo interno de actuar, los movimientos de desocupados denotan cierta dimensión vertical, realidad reconocida por Luis D’Ellía aunque con reservas de ser una cuestión en planteo para la FTV. En relación al modo de actuar externo cabe analizar la experiencia de gestión pública de los movimientos en análisis. Esto puede significar un cuestionamiento a la idea de Offe de que “los MS son incapaces de negociar porque no tienen nada que ofrecer como contrapartida a las concesiones que se les puedan hacer a sus exigencias”. Las entrevistas a D’Ellía y Tumini abordan esta cuestión, dando cuenta que si bien el kichnerismo abrió la gestión a los movimientos sociales, su desarrollo se encontró limitado por presiones político partidarias sobre el gobierno (en términos de C. Offe podríamos preguntarnos si se trata de mecanismos de la “vieja política” que mantienen vigencia en escenario argentino). Pero analicemos la cuestión desde otra posición: los movimientos sociales y su participación en la gestión permitieron canalizar hacia el Estado las demandas de aquellos sectores postergados social, económica y políticamente en la década del ’90. Evidentemente los MS tenían algo para negociar: la organización social que habían logrado mientras un modelo económico desestimaba su base social. Por otra parte, la participación de gestión de los MS permitió crear espacios de encuentro, algo que, si bien es criticado como insuficiente por los dirigentes entrevistados, significó una pronta restauración de la participación política para aquellos sectores excluidos de los canales tradicionales, como partidos, sindicatos, asociaciones, clubes, etc. Entiendo que hubo una suerte de alianza que, en los términos de C. Offe sería inconcebible, que mostró una experiencia única para ambos actores (Estado y MS), y que en un marco crítico posibilitó la canalización de reivindicaciones mutuas. Los MS encontraron respuesta estatal a reivindicaciones impostergables, y el Estado vio facilitado, con la incorporación de los MS, su rol organizador en la situación que debió abordar.

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